Sin duda alguna, una de las preguntas más difíciles de responder sobre el arte rupestre es la de su significado. Teniendo en cuenta la imposibilidad actual de saber qué grupo humano realizó tal o cual figura, quién la hizo o qué contexto permitió su elaboración, llegar a suponer lo que buscaba plasmar el artista, es una empresa difícil. Incluso, algunos investigadores proponen que ante la dificultad de tener acceso a los contextos de elaboración, que serían los que dan al arte la significación misma, es imposible una traducción cultural en nuestros propios términos y por tanto llegar a una explicación adecuada del significado.
La espiral es un símbolo universal al que se le atribuyen gran diversidad de significados: representación de la vida, del movimiento cíclico de la energía, de la rotación de las aguas y los vientos, del pensamiento, entre otros
Sin embargo, si no se sabe quiénes realizaron estos grafismos rupestres, sus intenciones o su manera de pensar, no es posible asignarle un significado concreto.
Actualmente, y a tono con la teoría del origen neurofisiológico del arte rupestre, muchas de las explicaciones sobre estas manifestaciones plantean su elaboración en contextos rituales presididos por chamanes y por tanto con un resultado del arte con contenido mágico. De esta manera las representaciones rupestres estarían compuestas de creencias en seres sobrenaturales, en otros mundos no completamente humanos y en relaciones cósmicas
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